Capítulo 8.

Mi mirada se dirigió a Hel. Ella se había sentado en uno de los asientos de nuestro lado, apoyando sus codos en las rodillas. Lo de Harry la debió de descuadrar.

-¿Queréis quedaros a comer con nosotros? – Sugirió uno de ellos, Louis

-Bueno… no sé… - Dije.

-Sí, se quedan. – Dijo Zayn colocándose un gorro en su cabeza. Un gorro gris.

-¿Las conoces tú también? – Se extrañó Niall.

-Sí, son chicas simpáticas.

-Pero, Zayn. – Le dije. – Tenemos cosas que hacer.

-Ya veo, por eso venís a vernos. – Sonrió.

Le miré. Olvidaba su ingenio.

-¿Qué le pasa? – Harry se acercó a mí preguntándome por Hel, que seguía apartada de todos nosotros.

-No lo sé. – Encogí mis hombros.

Me acerqué hasta ella y me senté a su lado.

-¿Estás bien, Hel?

-Sí, no te preocupes.

-Pareces algo cabizbaja.

-Tranquila.

Harry se acercó a nosotras sentándose al otro lado de Hel.

-¿Te pasa algo? – Le preguntó.

-No he entendido tu reacción, Harry. Solo eso. – Le contestó Hel.

-¿Por qué no te he besado en los labios?

-He venido a verte, quería sorprenderte.

-Y lo has hecho. – Harry agarró la mano de Hel con fuerza y sonrió mostrándola sus hoyuelos. Yo continuaba ahí, al lado de mi amiga viendo algo en la mirada de ese chico que no me gustaba.

Sin embargo, Hel sonrió a la vez que ese chico y pensé que era el momento de abandonar a la pareja.

-Entonces, ¿os quedáis? – Insistió Louis cuando vio que me acercaba de nuevo a ellos.

-Sí. – Confirmó de nuevo Zayn.

-Ella también se queda. – Añadió Harry viniendo al lado izquierdo de Hel.

-Bien. – Sonrió Louis. – Entonces, ¿nos seguís?

-Claro. – Dijo Hel.

Yo estaba algo sorprendida por el rápido cambio de actitud de Hel. Parecía que ese chico le gustaba tanto como para que dependiese de su estado de ánimo. Pero, ¿en un día? Y, ahora, me tocaba quedarme a comer con ellos. Resoplé pero acepté. Un favor a mi amiga. 

Ladeé mi cabeza colocando de nuevo las gafas en mi pelo, que me ayudaban a retirar mi cabello de la frente.

Todos iban adelante. Zayn iba con el que me dijo que se llamaba Niall y Louis con Liam. Harry y Hel iban a la misma altura.

Yo me mantenía atrás del todo, sola.

Zayn se retiró de Louis para subir al escenario a por su sudadera y los demás continuaron andando hacia la puerta que había al lado derecho de éste.

Todos entraron y ya me tocaba a mí. Alguien me cogió por la cintura cuando se aseguró de que todos habían entrado. Suavemente me acercó de espaldas hacia su perfecto torso y mi cuerpo chocó con el suyo.

-Al final aceptaste mi cita – Susurró a mi oído.

Con una de sus manos presionaba mi cintura hacia su torso, y con otra retiraba mi pelo del cuello. Me estremecí cuando me besó en el punto en el que mi mandíbula y cuello se juntaban.

Yo permanecía inmóvil. Muy inmóvil. No podía apenas moverme debido a esa situación tan poco esperada.

-Zayn, tus… - Alguien balbuceó abriendo la puerta.

Una chica atractiva, rubia y con el pelo ondulado artificialmente. Un flequillo caía hasta casi sus pestañas, que decoraban sus perfectos ojos celestes.

Zayn inmediatamente me soltó cuando la vio. Aclaró su garganta y se colocó la sudadera que había soltado cuando me acercó a su torso para tener movilidad ante mí.

-Ya vamos, Taylor.

La chica sonrió algo confusa y débilmente. Miré a Zayn algo descolocada. Seguía sin tener completo control en mí.

-Soy Taylor. – Se presentó ante mi comportamiento de asombro.

-Y-yo soy ____, encantada. – Dije como pude.

La chica rubia sonrió y se puso a mi lado.

Zayn agarró el grande pomo de la puerta y tiró hacia él para abrirlo. Sonrió al ver mi estancado estado de ánimo y señaló con su brazo para permitirme el paso.

Narra Zayn.

Su perfume pasó a mi lado cuando apresuró el paso para atravesar el pasillo donde, al final, se encontraban todos.

Taylor pasó detrás de nosotros. Mi mirada iba hacia ____, el momento que acabábamos de vivir era algo confuso.

-Zayn.

Me giré a la vez que ____ y miré a Taylor que pedía mi atención.

____ apresuró su paso hasta ponerse al lado de Hel cuando vio que Taylor quería intimidad conmigo. Me puse a la altura de nuestra estilista.

-Dime.

-¿Esa chica es nueva? Pensaba que seguías con Carol.

-Taylor, yo…

-Oh, disculpa. He tenido demasiado descaro, no quise ser entrometida.

-Tranquila.

Taylor me sonrió y bajó su mirada andando a mi altura.

-Perdón por interrumpiros.  

-No estaba pasando nada.

Taylor abrió los ojos dando evidencia a lo evidente.

-Pero no te preocupes. – Añadí.

Ella sonrió y devolvió la mirada al suelo.

-Pasadlo bien. – Dijo antes de meterse a una de las salas de detrás del escenario.

-Gracias, Tay.

La sonreí y continué el largo pasillo.

Narra ____

Llegamos a una especie de comedor. Parecía estar preparado para el uso exclusivo de estos chicos, y parecía que los que cocinaban para ellos, no tenían idea de nuestra visita. El comedor era pequeño pero acogedor. Una mesa negra y alargada decoraba la sala al lado de un par de ventanales por donde se veía un patio trasero del estadio.

Tomamos asiento. Me iba a sentar al lado de mi mejor amiga, pero Harry se adelantó. Miré al lado izquierdo de Hel, pero era el ventanal. Resoplé y me conformé con sentarme en frente.

-¿Puedo sentarme a tu lado? – Preguntaron.

Con la mano apoyada en mi barbilla, subí la mirada y allí se encontraba el morenito que antes había intentado hacer quien sabe qué conmigo. Giré mi cabeza hacia el ventanal y observé unas paredes grises.

-Tomaré eso como un sí. – Dijo encogiendo sus hombros y retirando la silla para sentarse en ella.

-No hay gran variedad de comida, harán ensalada. – Informó Liam.

Asentí a la mirada que me lanzó. A Hel no la miraba, además, ella estaba algo ocupada hablando con Harry.

-Suerte que ha entrado Taylor. – Susurró Zayn acercándose disimuladamente a mi oído.

Le miré de reojo y volví a mi postura de antes.

-¿Te has enfadado? – Insistió.

Silencio. Ignoraba por completo a ese chico. ¿Quién se creía él para tomarse esas confianzas conmigo? ¿No quedamos en ser amigos?

El chico rió y se quitó el gorro gris que hacía un rato había colocado sobre su cabeza.

Di un pequeño salto en la silla cuando sentí su mano algo fría aterrizar en mis muslos. El vaquero impedía el contacto total, pero su mano continuaba ahí, sin moverse. Parecía jugar traviesa y comenzaba a subir.