Mi cabeza me
dolía. ¡Maldito despertador! No podía soportar esa presión. A penas había
dormido cinco horas.
En toda la
noche no había dejado de pensar en la fiesta de ayer, y en la metedura de pata
que cometió Hel acostándose con ese chico. Como se enterase Jones…
Estiré mis
brazos y quité la manta de encima de mí. Subí la persiana y me dirigí a la
cocina.
-Buenos
días, dormilona. – Exclamó Hel, la que aparentemente, había dormido genial.
-¿Cómo tú
tan efusiva por la mañana? – Pregunté colocándome el pelo.
-Estoy
feliz. Bueno… ¡Estoy enamorada!
Resoplé.
-Hel, no te
hagas ilusiones…
-¡Déjame!
Pareces mi madre. – Dijo dándole un último trago a ese café. – Me voy a la
ducha.
Resoplé de
nuevo a la vez que ponía mis ojos en blanco. ¡Esa chica vivía en las nubes
desde la pasada noche! Y, claro, ella no se haría ni una ligera idea de cómo sería
en verdad Harry.
Después de
terminar de desayunar, me metí de nuevo en mi habitación, pero esta vez para ir
al baño a darme una ducha rápida.
Me sequé y
alisé el pelo lo más rápido que pude. Saqué unos vaqueros oscuros con una
camiseta de tirantes blanca y negra en conjunto con mis Converse. Algo de rímel y un poco de gloss en mis labios
para salir dirección a revelar las fotos que la pasada noche hice.
Guardé mi
cámara en el bolso y cogí las llaves de casa y de mi coche.
-Hel, me
voy. Suerte hoy. Chao. – La grité.
Y me fui.
Bajé las
escaleras del portal, exhausta, agotada. El no descansar bien la pasada noche
me destrozó. Bostezo tras bostezo hasta que llegué al garaje donde se
encontraba mi Ford, aparcado en la misma plaza de siempre, la 61.
Dejé mi
bolso en el asiento del copiloto y comencé a conducir durante quince minutos,
cuando llegué cerca del estudio de fotografía de Nicole que se encontraba cerca de la
revista.
Aparqué el
coche bastante retirado de la tienda porque no encontré aparcamiento cerca de
la tienda de mi amiga, y bajé dirección al local. Abrí la puerta.
-Buenos
días, Nicole.
Mi amiga
salió de la trastienda y se puso tras el mostrador.
-Hola,
cielo. ¿Qué tal?
-Genial.
Vengo a revelar estas fotos.
-¿Alguna
exclusiva?
-Ese tal
Harry Styles. Ayer le pillamos con las manos en la masa.
-¿Enserio? –
Exclamó con ojos como platos.
-Sí,
enserio.
-¿Les
conociste?
-Demasiado
bien…
Miré mi
reloj. Algo más de tertulia y llegaría tardísimo.
-Nicole,
luego me paso a recoger las fotos, ¡llego tarde!
-Está bien.
Luego nos vemos.
Comencé a
andar hasta mi coche de nuevo. Aún me quedaba un paseo hasta llegar a él.
De repente
me giré. Un chico bastante camuflado con una braga, capucha y gafas de sol parecía
seguir mi paso. ¿Me querría robar?
Apresuré mi
paso para asegurarme de que me estaba siguiendo y no emparanoiarme. Pero este
chico apresuró también su paso. Miraba disimuladamente para atrás, incluso
llegué a chocarme un par de veces.
¿Enserio pretendía robarme delante de toda
esa gente? ¿Y por qué a mí? ¿Me vería indefensa?
Cogí aire e
intenté empezar a correr esquivando a todo el mundo que andaba en dirección
contraria a la que yo corría. Y ese chico, agarrando su capucha asegurándose de
que no se le caería, comenzó a seguirme mucho más rápido.
Dios, ¿y
ahora qué hacía?
“Corre,
corre.” Me decía. Pero de nada servía. Ese chico parecía tener dotes atléticas.
Estaba a
metros de mí, ese chico me alcanzaría, y a mi derecha había un callejón.
Consiguió
agarrarme del brazo, por fin. Y, como no dudaba, me empujó hasta el callejón
donde no pasaba nadie.
Estaba
asustadísima.
-¡Suéltame!
¡Suéltame! – Le gritaba.
Él hacía
muchísima fuerza con su brazo, tanto que podía sujetarme ambas manos para que
mi palma no acabase en su mejilla.
-Como no me
sueltes grito. No te pienso dar mi móvil ni tampoco mi dinero. – Le contesté. – Contaré tres. Uno, dos y…
Ese chico se
retiró la capucha y se bajó la braga con la mano izquierda mientras que, con la
derecha, se quitaba las gafas.
Mi cara se
quedó perpleja cuando vio de quien se trataba: El ladrón era Zayn, el chico tan
famosísimo.
-¡ZAYN! –
Exclamé, incrédula.
-Shhh. – Me mandó
callar. – Baja la voz. Si no, las chicas te escucharán y vendrán hasta aquí.
-Egocéntrico.
-Es la
verdad, cielo. – Y me guiñó un ojo.
-¿Qué haces
aquí? ¿Me quieres robar, o qué? – Pregunté, aún en tensión.
-Vengo a
robarte un beso.
Y se lanzó a
mi cara riendo, para, de verdad, robármelo pero con la seguridad de que yo
giraría la cabeza, porque se detuvo a dos centímetros de mi cara, donde estaría
mi boca si no me hubiera girado.
Ingenioso, sólo quería ponerme la miel en los
labios, y nunca mejor dicho. Pero ambos sabíamos que ese beso no habría llegado.
-Zayn,
conmigo esto no vale, ya te lo dije ayer.
-Sólo venía
a verte.
-¿Disfrazado?
– Reí.
-Sino me
reconocerían.
-¿Cómo me
has encontrado?
-Eres
predecible.
Le miré desencajada.
-Predecible
sería si me conocieses de más de una noche.
Él sonrió.
-Te dejaré
con las ganas de cómo te he encontrado.
Le miré y
fruncí el ceño.
-¿Podrías,
al menos, soltarme? – Pregunté volviendo en sí. – Llego tarde.
-Te acompaño.
-No, Zayn. –
Comencé a andar de nuevo.
-Sí, por
supuesto que sí. – Dijo subiéndose de nuevo la braga y tapándose con el gorro y
las gafas y siguiéndome algo corriendo, para alcanzarme.
-Sí.
-No.
-Sí.
-¡NO! –
Exclamé dándome la vuelta y quedándome a escasos cinco centímetros de él.
Sin embargo,
él se asustó de mi grito y se retiró algo más.
-Vaya
pulmones. Pero, para cantante… no creo que tengas voz. – Dijo sarcástico.
-Adiós. –
Dije sonriéndole a su sarcasmo y dándome la vuelta.
-Al menos
déjame invitarte a comer. – Seguía sujetándose su braga.
-Trabajo. –
Dije mientras continuaba andando, sin mirar cómo me perseguía.
-Pues a
cenar.
-Por la
noche duermo.
-Entonces,
te acompañaré al trabajo.
Apreté mis
puños y me giré refunfuñando.
-No me vas a
dejar en paz, ¿no?
-No hasta
que aceptes una cita.
-No tendré
una cita contigo, Zayn.
-Lo harás,
sino, llegarás tarde.
De nuevo
resoplé, seguramente ya poniéndome roja y le miré a esas gafas de sol que, aun
que solo fuese un poco, dejaban ver sus ojos y pestañas tan armonizados.
-Está bien,
____. Relájate. – Me tranquilicé en alto.
Él me miró
con una sonrisa que se dibujaba detrás de su braga. Sabía que al fin y al cabo
se saldría con la suya.
-Tengo que
venir en un rato a recoger las fotos a la tienda de donde he salido.
-No puedo
esperarte aquí mucho tiempo.
-Pues, lo siento.
-¿Quedamos
en el callejón aquel dentro de tres horas?
-¿Te crees
que puedo salir de mi trabajo cuando me apetezca?
-Te espero.
Mirándome
por encima de las gafas y bajando algo su braga mostrando su sonrisa, me besó
en la mejilla y echó a correr lo más rápido que pudo. Yo, me quedé paralizada, tocándome
la mejilla, totalmente estremecida.
Me encanta, siguieente :'3
ResponderEliminarMe encanta, preciso, a mi me parece buena idea de que la novela trate también de Hel, ¿al final la vas a hacer sólo de Zayn y rayita?
ResponderEliminarNo cielo, al final sólo lo haré de Zayn y rayita, pero en el próximo capítulo os propondré algo. :) xx
EliminarVale, bueno seguro que es Chulisima igual ^.^
EliminarBesos <3
OMG"!!! nerea q fuerte q fuerte... a qien no le encantaria q le viniera zayn vestido d incognito para qedar con el... :?? madre miia!1 increible como tu sabes!
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