miércoles, 15 de mayo de 2013

Capítulo 4.


Mi cabeza me dolía. ¡Maldito despertador! No podía soportar esa presión. A penas había dormido cinco horas.

En toda la noche no había dejado de pensar en la fiesta de ayer, y en la metedura de pata que cometió Hel acostándose con ese chico. Como se enterase Jones…

Estiré mis brazos y quité la manta de encima de mí. Subí la persiana y me dirigí a la cocina.

-Buenos días, dormilona. – Exclamó Hel, la que aparentemente, había dormido genial.
-¿Cómo tú tan efusiva por la mañana? – Pregunté colocándome el pelo.
-Estoy feliz. Bueno… ¡Estoy enamorada!

Resoplé.

-Hel, no te hagas ilusiones…
-¡Déjame! Pareces mi madre. – Dijo dándole un último trago a ese café. – Me voy a la ducha.

Resoplé de nuevo a la vez que ponía mis ojos en blanco. ¡Esa chica vivía en las nubes desde la pasada noche! Y, claro, ella no se haría ni una ligera idea de cómo sería en verdad Harry.

Después de terminar de desayunar, me metí de nuevo en mi habitación, pero esta vez para ir al baño a darme una ducha rápida.

Me sequé y alisé el pelo lo más rápido que pude. Saqué unos vaqueros oscuros con una camiseta de tirantes blanca y negra en conjunto con mis Converse.  Algo de rímel y un poco de gloss en mis labios para salir dirección a revelar las fotos que la pasada noche hice.

Guardé mi cámara en el bolso y cogí las llaves de casa y de mi coche.

-Hel, me voy. Suerte hoy. Chao. – La grité.

 Y me fui.

Bajé las escaleras del portal, exhausta, agotada. El no descansar bien la pasada noche me destrozó. Bostezo tras bostezo hasta que llegué al garaje donde se encontraba mi Ford, aparcado en la misma plaza de siempre, la 61.  

Dejé mi bolso en el asiento del copiloto y comencé a conducir durante quince minutos, cuando llegué cerca del estudio de fotografía de Nicole que se encontraba cerca de la revista.

Aparqué el coche bastante retirado de la tienda porque no encontré aparcamiento cerca de la tienda de mi amiga, y bajé dirección al local. Abrí la puerta.

-Buenos días, Nicole.

Mi amiga salió de la trastienda y se puso tras el mostrador.

-Hola, cielo. ¿Qué tal?
-Genial. Vengo a revelar estas fotos.
-¿Alguna exclusiva?
-Ese tal Harry Styles. Ayer le pillamos con las manos en la masa.
-¿Enserio? – Exclamó con ojos como platos.
-Sí, enserio.
-¿Les conociste?
-Demasiado bien…

Miré mi reloj. Algo más de tertulia y llegaría tardísimo.

-Nicole, luego me paso a recoger las fotos, ¡llego tarde!
-Está bien. Luego nos vemos.

Comencé a andar hasta mi coche de nuevo. Aún me quedaba un paseo hasta llegar a él.

De repente me giré. Un chico bastante camuflado con una braga, capucha y gafas de sol parecía seguir mi paso. ¿Me querría robar?

Apresuré mi paso para asegurarme de que me estaba siguiendo y no emparanoiarme. Pero este chico apresuró también su paso. Miraba disimuladamente para atrás, incluso llegué a chocarme un par de veces. 

¿Enserio pretendía robarme delante de toda esa gente? ¿Y por qué a mí? ¿Me vería indefensa?

Cogí aire e intenté empezar a correr esquivando a todo el mundo que andaba en dirección contraria a la que yo corría. Y ese chico, agarrando su capucha asegurándose de que no se le caería, comenzó a seguirme mucho más rápido.

Dios, ¿y ahora qué hacía?

“Corre, corre.” Me decía. Pero de nada servía. Ese chico parecía tener dotes atléticas.

Estaba a metros de mí, ese chico me alcanzaría, y a mi derecha había un callejón.

Consiguió agarrarme del brazo, por fin. Y, como no dudaba, me empujó hasta el callejón donde no pasaba nadie.

Estaba asustadísima.

-¡Suéltame! ¡Suéltame! – Le gritaba.

Él hacía muchísima fuerza con su brazo, tanto que podía sujetarme ambas manos para que mi palma no acabase en su mejilla.

-Como no me sueltes grito. No te pienso dar mi móvil ni tampoco mi dinero.  – Le contesté.  – Contaré tres. Uno, dos y…

Ese chico se retiró la capucha y se bajó la braga con la mano izquierda mientras que, con la derecha, se quitaba las gafas.

Mi cara se quedó perpleja cuando vio de quien se trataba: El ladrón era Zayn, el chico tan famosísimo.

-¡ZAYN! – Exclamé, incrédula.
-Shhh. – Me mandó callar. – Baja la voz. Si no, las chicas te escucharán y vendrán hasta aquí.
-Egocéntrico.
-Es la verdad, cielo. – Y me guiñó un ojo.
-¿Qué haces aquí? ¿Me quieres robar, o qué? – Pregunté, aún en tensión.
-Vengo a robarte un beso.

Y se lanzó a mi cara riendo, para, de verdad, robármelo pero con la seguridad de que yo giraría la cabeza, porque se detuvo a dos centímetros de mi cara, donde estaría mi boca si no me hubiera girado.

Ingenioso, sólo quería ponerme la miel en los labios, y nunca mejor dicho. Pero ambos sabíamos que ese beso no habría llegado.

-Zayn, conmigo esto no vale, ya te lo dije ayer.
-Sólo venía a verte.
-¿Disfrazado? – Reí.
-Sino me reconocerían.
-¿Cómo me has encontrado?
-Eres predecible.

Le miré desencajada.

-Predecible sería si me conocieses de más de una noche.

Él sonrió.

-Te dejaré con las ganas de cómo te he encontrado.

Le miré y fruncí el ceño.

-¿Podrías, al menos, soltarme? – Pregunté volviendo en sí. – Llego tarde.
-Te acompaño.
-No, Zayn. – Comencé a andar de nuevo.
-Sí, por supuesto que sí. – Dijo subiéndose de nuevo la braga y tapándose con el gorro y las gafas y siguiéndome algo corriendo, para alcanzarme.
-Sí.
-No.
-Sí.
-¡NO! – Exclamé dándome la vuelta y quedándome a escasos cinco centímetros de él.

Sin embargo, él se asustó de mi grito y se retiró algo más.

-Vaya pulmones. Pero, para cantante… no creo que tengas voz. – Dijo sarcástico.
-Adiós. – Dije sonriéndole a su sarcasmo y dándome la vuelta.
-Al menos déjame invitarte a comer. – Seguía sujetándose su braga.
-Trabajo. – Dije mientras continuaba andando, sin mirar cómo me perseguía.
-Pues a cenar.
-Por la noche duermo.
-Entonces, te acompañaré al trabajo.

Apreté mis puños y me giré refunfuñando.

-No me vas a dejar en paz, ¿no?
-No hasta que aceptes una cita.
-No tendré una cita contigo, Zayn.
-Lo harás, sino, llegarás tarde.

De nuevo resoplé, seguramente ya poniéndome roja y le miré a esas gafas de sol que, aun que solo fuese un poco, dejaban ver sus ojos y pestañas tan armonizados. 

-Está bien, ____. Relájate. – Me tranquilicé en alto.

Él me miró con una sonrisa que se dibujaba detrás de su braga. Sabía que al fin y al cabo se saldría con la suya.

-Tengo que venir en un rato a recoger las fotos a la tienda de donde he salido.
-No puedo esperarte aquí mucho tiempo.
-Pues, lo siento.
-¿Quedamos en el callejón aquel dentro de tres horas?
-¿Te crees que puedo salir de mi trabajo cuando me apetezca?
-Te espero.

Mirándome por encima de las gafas y bajando algo su braga mostrando su sonrisa, me besó en la mejilla y echó a correr lo más rápido que pudo. Yo, me quedé paralizada, tocándome la mejilla, totalmente estremecida. 


5 comentarios:

  1. Me encanta, preciso, a mi me parece buena idea de que la novela trate también de Hel, ¿al final la vas a hacer sólo de Zayn y rayita?

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    1. No cielo, al final sólo lo haré de Zayn y rayita, pero en el próximo capítulo os propondré algo. :) xx

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    2. Vale, bueno seguro que es Chulisima igual ^.^
      Besos <3

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  2. OMG"!!! nerea q fuerte q fuerte... a qien no le encantaria q le viniera zayn vestido d incognito para qedar con el... :?? madre miia!1 increible como tu sabes!

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