martes, 21 de mayo de 2013

Capítulo 11.


-Está bien. – Acepté.

Él sonrió y bajó su mirada hacia mis labios. Su mano cogió mi barbilla suavemente, dirigiendo mi cara a la suya, intentando que nuestros labios chocaran. Yo, de nuevo, permanecía inmóvil.

Sin embargo, en el último momento, dirigió su boca hacia mi oído.

-Te espero abajo. – Concluyó.

Su silueta abandonaba el salón para emprender camino hacia la puerta de salida.

En el instante que cerró, me tiré en el sofá masajeándome la sien.

Ahora debía salir con él. Tenía que salir con él. Si no, no se largaría de mi puerta hasta tenerme fuera.

Me recuperé algo y caminé hacia mi habitación. Abrí el armario y ojeé primeramente mis conjuntos. ¿Qué me ponía?

Me rasqué la cabeza y me decidí por unas mayas ajustadas de color negro y una camisa verde algo llamativa. Me quedaría elegante con unos tacones y con un bolso negro.

Lo situé todo encima de mi cama y comencé a cambiarme.

Cuando acabé, me dirigí al baño donde me retoqué. Pasé el cepillo un par de veces por mi cabello y junté mis labios para esparcirme bien el gloss.

Sonreí, aunque no tenía ganas de hacerlo.

Cogí mis llaves y salí de mi casa, apagando las luces y cerrando la puerta.

Pulsé el botón del ascensor y bajé por él hasta la planta baja.

Atravesé el portal y bajé las escaleras del exterior, donde en frente, me estaba esperando Zayn, con los brazos cruzados y apoyado en su lujoso Mercedes de color negro. Sonriente, como siempre.

-Preciosa. – Dijo cuando llegué a él.
-Gracias. – Respondí cortante.
-¿Montas?
-No me queda otra.

Zayn soltó una carcajada y me acompañó hasta la puerta del copiloto. Abrió la puerta y me cedió el paso.

Tomé asiento mientras él rodeaba el coche hasta llegar al asiento del conductor.
Metió las llaves en la ranura arrancando el motor y quitó el freno de mano, girando el volante lo más que pudo para salir de ese aparcamiento.

-¿Dónde vamos? – Pregunté cuando ya llevábamos algo de trayecto, sin quitar la mirada de la carretera.
-No he reservado ningún restaurante, no esperaba que fuese tan fácil que aceptases esta cita. – Dijo sonriente.

Resoplé y ladeé mi cabeza.

-Pero bueno, seguro que en cualquiera nos dejan entrar sin reserva previa. –Añadió.

Zayn bajó el espejo del techo de su Mercedes y comenzó a emperifollarse. Le miré asustada cuando vi que el coche se tambaleaba y amenazaba con salirse de la carretera.

-¡Zayn! ¡Cuidado!

Los pitidos de los coches que pasaban a gran velocidad a nuestra izquierda hicieron sobresaltarme.

Soltó otra carcajada. No había forma de quitarle la sonrisa a ese chico.

-Todo bajo control. - Exclamó retomando el volante.

Suspiré de alivio. Era un completo peligro. De nuevo regresé mi mirada hacia la carretera, calmando mi respiración.

-Por cierto. – Añadió él. – La próxima vez que te cambies en tu habitación, toma precauciones para que ningún pervertido te vea desde la calle.

Le miré sorprendida.

-¡¿Me has visto cambiarme?! – Pregunté sobresaltada.

Él sonrió y asintió con la cabeza.

-Bonito tatuaje. – Sonrió señalando con los ojos mi cintura.

Efectivamente, había visto mi cambio de ropa. El tatuaje de la mariposa me lo había hecho con dieciséis años, en un ataque de rebeldía. Solo lo habían visto las personas que de verdad me conocían. Bueno, ahora todas esas personas, y Zayn.

-¡Eres un pervertido! – Le golpeaba en el brazo, pero ni siquiera se inmutaba.

Paró bruscamente el coche encajándolo en un aparcamiento. Echó el freno de mano y sacó sus llaves de la ranura, subiéndolas hacia arriba y sonriéndome, indicándome que ya habíamos llegado.

Abrí la puerta y salí. Zayn estaba enfrente de mí. En la oscuridad se apreciaban sus ojos color miel decorados perfectamente con esas extensas pestañas.

El chico me ofreció su mano para que la entrelazara con la mía, pero yo le rechacé sujetando mi bolso.

Él se encogió de hombros y, sonriente, metió sus manos en los bolsillos.

Abrió la puerta del restaurante. Un hombre estaba en la entrada, aparentemente de unos cincuenta y muchos años, con alguna que otra cana en la cabeza y con un menú en su mano. Zayn me agarró por la cintura y me acercó hacia él.

Me ruboricé.

-Buenas noches, señores. – Dijo sonriente.
-Buenas noches. – Saludó Zayn.
-¿Qué número es su mesa?
-No tenemos reserva.
-Entonces, lo lamento pero tendrán que irse.
-Soy Zayn. Zayn Malik, ¿Me conoce?
-No, señor. – Dijo el señor colocándose de nuevo el bolígrafo en el bolsillo.
-¿“BFY” le suena más?
-¡Oh, Santo Dios! – Un hombre se acercó hasta nosotros, con los brazos extendidos. -¡Zayn Malik en mi restaurante!

Sonriente, se acercó hasta mi acompañante, el cual aceptó amablemente el abrazo de aquel hombre con calvicie debido a la edad, después, Zayn volvió a rodear mi cintura con su largo brazo.

-¡Es un placer tenerle, Malik! – El señor continuaba piropeándole. - Robert, échale un vistazo a la cincuenta, con un poco de suerte está libre.

El hombre continuaba mostrando su ilusión de tener a Zayn en su restaurante mientras el cincuentón aceptó 
la orden del que parecía el jefe.

-¿Es su novia? – Curioseó el hombre.
-Es ____. – Dijo empujándome hacia el señor.

Buena respuesta para no confirmar su estado personal. Ingenio de nuevo.

-Encantado, señorita. – Cogió mi mano y, suavemente, la besó.
-Igualmente. – Dije sonriendo forzosamente.
-La cincuenta está libre. – Dijo el señor de nombre Robert.
-Bien, acompañen a Robert, por favor. Un placer.
-Gracias, señor. – Agradeció Zayn. – Por cierto.

El jefe del restaurante se giró a la petición de Zayn.

-Queremos intimidad, por favor.
-Sí, sí. – Asintió el señor. – La mesa cincuenta está totalmente escondida. Supuse que preferirían intimidad.
-Gracias. – De nuevo Zayn se agradeció.

De nuevo, pasó su mano por mi cintura y caminó a mi altura, siguiendo aquel hombre que nos llevaría a nuestra mesa.




2 comentarios:

  1. Me mataste, ojalá me rodeara a mi por la cintura!!
    Ya me puedo dormir en paz, besos guapa<3

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  2. jujuuuujuuj... tiene un tatoo1!?? :O me parto.. y en un restaurante con "intimidad".. te lo juro este niño es la pera! ajjaja

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